A 45 años de su caída
El mismo día de su arribo al río Ñancahuazú, el Che Guevara inició sus anotaciones diarias con la conocida frase: “Hoy comienza una nueva etapa.” Había llegado clandestinamente y, luego de hospedarse dos noches en el hotel Copacabana de La Paz, emprendió viaje en jeep hasta Lagunillas, en el sudeste del país.
Dejaba atrás otras etapas de su vida trashumante de revolucionario: su frustrada incursión en el África (Congo), que a su vez había terminado con la fase de su fulgurante presencia en la revolución cubana.
¿Cuál era entonces la “nueva etapa” que iniciaba el 7 de noviembre de 1966? Su preocupación inicial de incorporar reclutas peruanos y argentinos parece indicar que su proyecto era continental. Combatientes entrenados en Bolivia regresarían a luchar en sus países y, quien sabe, él mismo retornaría a su Argentina natal, un sueño que nunca abandonó.
Pero, en tanto la lucha se desenvolviera en Bolivia, era ineludible una propuesta que la justifique, aunque este país pudiera ser el último en liberarse dadas sus condiciones de encierro geográfico, como él lo insinúa.
Dicha propuesta de programa, más o menos explícita, no se encuentra en la documentación más conocida de la presencia del Che en Bolivia. No está en su Diario, pues éste es una crónica minuciosa del accionar cotidiano de la guerrilla. No aparece tampoco en los comunicados públicos numerados del 1 al 5, que son más bien partes de guerra, excepto en alguna medida el 5, dirigido a los mineros. Menos en las comunicaciones cursadas entre La Habana y La Paz o en las “instrucciones a los cuadros destinados al trabajo urbano”.
La pieza faltante. En abril de 1998 el ya desaparecido periódico bilingüe paceño Bolivian Times dio a conocer por primera vez un documento manuscrito contenido en una pequeña libreta que el general retirado Jaime Niño de Guzmán, piloto del helicóptero que operó en la campaña antiguerrillera, dijo que el Che le había entregado luego de su captura.
Bolivian Times no publicó el facsímil completo, solamente dos páginas de la libreta, que además llevan la interferencia de los dedos del exmilitar y de una fotografía del cadáver del Che. Eso hace imposible verificar si la transcripción no incurre en errores dada la reconocida dificultad de leer la “letra de médico” del Che.
Pero, hasta donde puede apreciarse, tanto por la forma, el contenido y las circunstancias, se trata de un documento de un significativo valor histórico. Por primera vez se conoció el esbozo de un planteamiento programático de la guerrilla de Ñancahuazú, y nada menos que de puño y letra de su principal exponente.
No es una “última” proclama del Che como la presentó Bolivian Times, sino más bien un primer borrador que ni siquiera alcanzó a terminar de escribir y menos siquiera intentó publicar.
Se advierte desde la primera línea que su redacción es anterior al desencadenamiento de las acciones armadas el 23 de marzo de 1967, pues el Che deja en blanco el nombre de su grupo armado. Como se sabe, fue el 25 de marzo, inmediatamente después de ese primer choque, que bautizó a su columna con el nombre de Ejército de Liberación Nacional de Bolivia.
El documento, en su primera parte, intenta justificar el alzamiento armado con las siguientes palabras (mantenemos las tachaduras, tal como fue publicado en Bolivian Times):“Pueblo de Bolivia; pueblos de América: Nosotros, los integrantes del hacemos oír nuestra voz por vez primera. Queremos hacer llegar a todos los ámbitos de este continente el eco de nuestro grito de rebelión.
Nos levantamos hoy, agotadas todas las posibilidades de lucha pacífica, para mostrar con nuestro ejemplo el camino a seguir. Conocemos al enemigo interno y externo; sabemos conocemos las enormes fuerzas que puede poner el imperialismo norteamericano al servicio de la reacción local. Sabemos medir el peligro y la magnitud de la empresa; nuestra actitud no es hija de la impremeditación o de la superficialidad; nuestras vidas son serán testigos de la seriedad de la lucha emprendida; la que sólo acabará con la victoria o la muerte.
No tenemos dudas sobre el apoyo que juntará nuestro pueblo, pero nuestra situación de país mediterráneo rodeado de gobiernos reaccionarios, hostiles a nuestra causa, nos impele a reclamar, desde el momento mismo de iniciada la lucha la solidaridad efectiva de todos los individuos hombres y mujeres honestos de este continente.
Un gran país unido y no un gigante fragmentado. El documento tiene un claro contenido programático cuando propone la total independencia de Bolivia, la ruptura del posible cerco imperialista con el apoyo a los revolucionarios de países vecinos en la toma del poder, el dominio de los medios de producción, las nacionalizaciones y el apoyo combatiente de obreros y campesinos en la creación de una nueva sociedad. Esto es lo que dice: “Nuestra causa está sintetizada en estas simples afirmaciones programáticas,
1) Luchamos para asegurar la real y democrática total independencia de Bolivia.
2) Esa independencia no se puede asegurar lograr sin el concurso de países amigos que nos brinden la posibilidad de romper el cerco imperialista. Por tanto, al tiempo que demandamos su solidaridad, ofrecemos la nuestra a todo movimiento auténticamente revolucionario que se proponga tomar el poder político en los países vecinos.
3) Condición inexcusable indispensable a una auténtica soberanía es tener dominio sobre los medios de producción. Por tanto, nos proponemos la nacionalización de toda propiedad imperialista, así como la gran industria nacional, ligada al capital monopólico monopolio extranjero, como paso previo a la construcción de una sociedad socialista nueva.
4) Esa sociedad no puede crearse sin el apoyo combatiente de campesinos y obreros a los que llamamos a incorporarse a la lucha bajo las siguientes consignas:”.
Aquí, en la parte de lo que el Che llama “consignas” es donde hay notables elementos propositivos y de cierta trascendencia para la actualidad, como la participación de los núcleos étnicos en los niveles de poder, de obreros y campesinos en la planificación, y el desarrollo de las comunicaciones para fortalecer la unidad interna de Bolivia.
“a) Democratización de la vida del país con participación activa de los núcleos étnicos más importantes en las grandes decisiones de gobierno:
b) Culturización y tecnificación del pueblo boliviano utilizando en la primera etapa alfabetización las lenguas vernáculas.
c) Desarrollo de la sociedad que libere a nuestro pueblo de flagelos ya liquidados en países avanzados.
d) Participación de obreros y campesinos en las tareas de planificación de la nueva economía con el derecho de auténticos propietarios de los medios de producción tierra y fábricas fundamentalmente.
e) Formulación de un programa de desarrollo que comprenda el aprovechamiento de nuestras riquezas minerales y de la fertilidad, y extensión de nuestro suelo.
f) Desarrollo de las comunicaciones que permitan hacer de Bolivia un gran país unido y no un gigante fragmentado; con sus departamentos y provincias extraños entre sí.
En el punto quinto y final de este borrador de documento programático se reitera la conocida posición del Che de que no era sostenible un triunfo revolucionario en Bolivia, aun tomando el poder en el país, sin la desaparición del sistema imperialista, una forma de reafirmar su enfoque continental de la lucha:
“5) Sabemos, por la amarga experiencia de pueblos hermanos del mundo, y por la nuestra, que no podremos encarar con tranquilidad esta magna trabajo mientras tarea (aunque logremos tomemos el poder en nuestro país) mientras el enemigo imperialista no desaparezca, como sistema social, de la faz de la tierra. Por tanto, nos declaramos como luchadores anti irrebatiblemente anti imperialistas ofrecemos nuestra pequeña dosis de valor y sacrificio al gran arsenal de los pueblos del mundo infiltrados empeñados en esta pugna lucha a muerte”.