Siluetas: Jaime «Mimo» Sevillano, al pie del cañon*

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Foto: Alfonso Gumucio Dagrón

Consumado deportista. Moreno, de pelo lacio y baja estatura, con robustos pulmones entrenados a 4000 metros de altura. Se cuenta que en las Olimpiadas de Tokio (¿ o sería Montreal?) donde representó a Bolivia como maratonista, en mitad de la competencia se le rompieron los vetustos zapatos Manaco que calzaba. Se los sacó y con ellos al hombro siguió corriendo, hasta que lo descalificaron. No era permitido que un atleta compitiera descalzo.


Artista completo. Se destacó en la mímica, al punto que durante años casi todos lo conocíamos como “Mimo”, el seudónimo con el que se presentaba a escena. Lo hizo centenares de veces a lo largo y ancho de Bolivia. Muchísima gente disfrutó sus actuaciones que tanto podían provocar sonoras carcajadas, como arrancarnos alguna lágrima.
Pintor y diseñador de trazo potente. En las postrimerías de la dictadura de Banzer, ayudó a formar grupos de jóvenes audaces (las brigadas “Oscar Alfaro”, BOA) que volcaban en los muros no solamente su aspiración democrática, sino también sus inclinaciones artísticas. Como nunca antes en la historia política del país los “rayados murales” dejaron de ser grotescas y oscuras inscripciones, para convertirse en murales tecnicolores. Eran tiempos en que la lucha política se inspiraba en ideales altruistas, en la esperanza de una patria mejor y no en la paga mezquina o la expectativa arribista por las que se mueven los activistas partidarios de hoy. Fue un verdadero movimiento político-cultural que tenía locos a los encargados de la represión pues rara vez podían capturar a los autores; semejantes obras colectivas de arte se hacían clandestinamente durante las noches y en escasos minutos, con una admirable precisión, tras la esmerada planificación del “Mimo”, un vigoroso diseñador gráfico.
Años después, el hombre estuvo organizando grupos de teatro y conjuntos musicales autóctonos que actuaban con éxito en teatros y peñas folklóricas.
Nunca agradecí lo suficiente a Jaime Sevillano por sus dibujos que aparecieron en las tapas de los dos primeros libros que publiqué, a inicios de los años 80. Quise hacerlo, pero ignoraba dónde poder hallarlo. Peor aún, ni siquiera podía asegurar que vivía todavía. La última vez que lo vi, hace muchos años, era una sombra. Derrotado por el olvido y la ingratitud rondaba por las calles en el último grado del abandono y la desesperanza.
Cuando el 2007 volvimos a usar uno de sus dibujos para la tapa de la obra colectiva sobre la Masacre de San Juan, hicimos un público llamado para dar con su paradero. Poco después nos comunicaron que, hacia ya algún tiempo, había sido encontrado muerto, consumido por el alcohol en un cuartucho que habitaba en la ladera oeste de La Paz.
¡Este país!

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Las tapas de mis dos primeros libros, obra de «Mimo» Sevillano

2 comentarios en “Siluetas: Jaime «Mimo» Sevillano, al pie del cañon*”

    1. Humberto Quiroga Lopez

      Carlos. Que lindo articulo. Conoci a Jaime personalmente cuando estaba huyendo de Chile despues del golpe de Pinochet, estuvo unos dias en mi casa, en los centros mineros de COMIBOL y cuando olfatio que habian dado con su paradero, desaparecio de mi casa. Me lo encontré anos después en Uyuni. Le ayudé a hacer una presentación en un colegio y nuevamente, le perdi la pista. Después del golpe de Garcia Meza, me vine a México, en una de mis vistas al pais lo vi una vez más en la Pérez Velasco en las condicioneses que ru describes, dado al alchol, estaba en una Peña y con un colectivo artístico. Me enteré de su muerte por internet, en algún lado. Un gran artista, herede su estilo de letras, aprendí mucho de el, en mi casa todos lo admiramos. Saludos.

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