Aprovechando la cercanía de la fecha de su nacimiento (28 de octubre de 1796), había decidido escribir esta quincena, una vez más, sobre José Santos Vargas, el Tambor. Buscaba mis artículos anteriores para evitar repeticiones, decidir dónde poner algunos énfasis y volver a plantear el dilema propuesto por Cachín Antezana hace ya algunos años sobre quién prevalecerá… ¿Juan de la Rosa, personaje de ficción creado por Nataniel Aguirre o… Tambor Vargas, personaje histórico de carne y hueso, reencontrado por Gunnar Mendoza gracias a su célebre Diario?
Estaba en esas cuando llegó la triste, dolorosa e inexorable noticia: Remberto Cárdenas partió al amanecer de este jueves 27 de octubre.
Confieso que costó mucho reponerme de tan rudísimo golpe para retornar a la redacción de esta columna. En principio, tuve que hacer a un lado el compromiso de no escribir obituarios, no asistir a velorios, entierros, ni misas de difuntos (nunca digas de esta agua no he de beber).
Con Remberto, nuestro querido Rafo de la lucha clandestina, resulta imposible callar. Desde la profundidad de más de medio siglo surgen los recuerdos y anécdotas brotados de la mente y el corazón; se arremolinan amistad fraterna, camaradería permanente, lucha compartida, proyectos y sueños imposibles, rememoraciones lacerantes, debates encendidos, toques de ternura casi familiar, empecinamientos irreductibles, acuerdos y desacuerdos. Hubo de todo.
Por encima de su desempeño talentoso como docente universitario, su labor editorial, especialmente en el afán de resucitar al semanario Aquí, y su rol ejemplarmente unitario, ordenado y discreto en su paso por las organizaciones sindicales de los trabajadores de la prensa (Federación de La Paz y confederación), Remberto Cárdenas fue ante todo un luchador revolucionario incansable. Un resuelto militante del campo nacional- popular, desde sus mocedades como dirigente estudiantil en su querido y siempre añorado pueblo natal de Vallegrande. Firme en sus convicciones más profundas, estaba, sin embargo, abierto a las visiones críticas y también autocríticas, pues admitía haber formado parte de una izquierda mundial incapaz de percibir los errores y deformaciones del socialismo “realmente existente”. Por ello mismo, era un severo y radical crítico de lo que consideraba deformaciones e inconsecuencias de la conducción del actual proceso.
Remberto pasó por los rigores de la persecución, el exilio y una prolongada lucha clandestina, como Secretario General de la Jota y miembro de la comisión política del Partido Comunista de Bolivia (PCB). Sufrió más de un año de ilegal detención, por el único “delito” de querer pasar de contrabando unos libros adquiridos en el Perú. Junto a Iván Paz y Antonio Peredo, fue uno de los últimos en salir en libertad cuando la huelga de hambre encabezada por las mujeres mineras desmoronó a la dictadura fascista de Banzer. Volvió a la lucha clandestina a partir del golpe militar de 1980 y vivió en carne propia las vicisitudes de una despiadada lucha interna del PCB que, a momentos, por pensar con cabeza propia, lo convirtió en manzana de la discordia (ver pp. 217-220 del libro Recordatorio).
En los últimos años de su vida, Remberto abrazó con particular fuerza la bandera de los Derechos Humanos y de la Libertad de Expresión, convencido como estaba, de que los cambios revolucionarios son impensables sin la vigencia de una democracia avanzada y participativa que los haga posibles.
Su nutrida producción intelectual contempla diversidad de análisis interpretativos, varios textos inéditos para la enseñanza del periodismo y el libro publicado en 1997 Matanza del nuevo poder minero (sobre la masacre de Amayapampa, Capacirca y Llallagua, de diciembre de 1996).
Compartimos con familiares, con viejos y nuevos camaradas, con nuevos y viejos colegas, el dolor de esta partida.
Carlos Soria Galvarro es periodista.
Remberto, deja un legado de consecuencia e integridad que siempre será valorado, tal como vos Carlo lo reconoces
Tienes mucha razón Carlos se nos fue Rafo un verdadero Camarada luchador leal e inclaudicable y los que te conocimos te decimos
Camarada Rafo presente ahora y siempre