Intervención en el IV Congreso Nacional del PCB, abril de 1979
Queremos comenzar nuestra intervención, destacando una vez más la conocida opinión leninista de que el periódico del partido, no es sólo un propagandista y agitador colectivo, sino también un organizador colectivo. En tal sentido, UNIDAD, nuestro órgano central, debe ser el motor principal del trabajo de propaganda, desarrollando la línea política del partido, demostrando su justeza en función de aplicarla cotidianamente en el seno de las masas, convenciendo y movilizando a la militancia hacia la acción organizada, desmintiendo todas y cada una de las falacias del imperialismo y los enemigos de clase. En una palabra, el periódico tiene que seguir siendo un instrumento de todo el partido, para su desarrollo y fortalecimiento ideológico, político y organizativo.
Este rol fue particularmente decisivo en los siete años de la dura clandestinidad impuesta por el fascismo. No es exagerado decir que la salida y circulación ilegal de nuestro periódico, fue uno de los primeros indicios que los sectores más esclarecidos de la clase obrera y el pueblo tuvieron, de que el partido no había sucumbido ante el desenfreno del terror banzerista, luego de agosto de 1971.
En medio de condiciones extremadamente difíciles y penosas, desde marzo de 1972 –en que sale a la luz el primer número– hasta mediados del pasado año de 1978, aparecieron 63 ediciones de nuestro periódico clandestino, con un tiraje que apenas llegaba a la militancia y sectores próximos al partido. Este aporte a los duros combates de la resistencia antifascista, aparentemente modesto por su volumen y por su forma (ya que la gran mayoría son ediciones multicopiadas en pequeño formato) tiene sin embargo una gran significación política e ideológica, puesto que contribuyó poderosamente a la reagrupación de la militancia en los momentos más difíciles, ayudó a su orientación y fue un sostén de la lucha general del partido.
Quisiéramos ejemplificar la significación de nuestro periódico en esta etapa, recordando el relato de algunos camaradas que, estando detenidos en el Cuartel Militar de Viacha, recibieron un ejemplar de UNIDAD el mismo que pasó por las manos de más de 400 presos, fue leído con gran avidez y emoción, y se constituyó en un gran aliciente moral para sortear la dura prueba de la prisión y las torturas. Los camaradas presos así como los camaradas que por una u otra razón permanecían desconectados de la organización o en el exilio, al tiempo de recibir UNIDAD, aún con todas sus limitaciones y desperfectos, sabían que el partido estaba vivo y en pie de combate lo cual les permitía sacar nuevas fuerzas para reincorporarse a la lucha.
Lo mismo podría decirse de otras publicaciones, como volantes, folletos con los documentos del Comité Central, Marxismo Militante y los materiales de la Conferencia de Partidos Comunistas de América Latina y el Caribe, editados bajo las mismas condiciones. Se calcula que el trabajo de la comisión en este periodo, insumió aproximadamente 4 millones y medio de hojas impresas.
El periódico que hoy necesitamos
Abierta la brecha democrática por la acción de las masas en nuestro país, recién en septiembre del pasado año, comenzó a salir nuestro órgano central con las actuales características. A pesar de que la superación de sus deficiencias es todavía muy lenta, su tiraje ya hoy alcanza una elevación del 400%.
Debemos estar conscientes sin embargo, de que UNIDAD no es todavía ni de lejos el periódico que requerimos ahora, bajo las nuevas condiciones y ante las nuevas exigencias de transformarnos en un partido de masas.
Para contar con un órgano a la altura de las necesidades y demandas actuales hay que vencer una serie de dificultades y emprender una labor sistemática que tome en cuenta las principales experiencias acumuladas:
- Como cuestión prioritaria, debemos conseguir que UNIDAD deje de ser un periódico eventual que aparece cada vez que puede, transformándolo en un periódico semanal, definitivamente regular, que salga el día fijado, venciendo todo cuanto significa no poseer imprenta propia y depender de editoriales particulares, cuya puntualidad deja mucho que desear.
- Existen, como es natural, responsabilidades individuales de los camaradas encargados de UNIDAD, pero esto no excluye la obligación de todo el partido, de todos sus organismos y militantes de contribuir activamente a UNIDAD. Hay que puntualizar que los aportes, sugerencias, colaboraciones y críticas constructivas, son todavía muy escasas.
- Es necesaria una actitud nueva y diferente hacia el periódico. Hay que comenzar por resolver con iniciativa, agilidad y responsabilidad, los problemas de la circulación oportuna. Superar definitivamente el estancamiento del periódico en los diferentes eslabones de su difusión. Hay todavía Comités Regionales y responsables de células que no se conmueven ante las tardanzas injustificadas en la circulación de UNIDAD.
- Necesitamos acabar con la negligencia y la indolencia en la recuperación de los fondos. Con honrosas excepciones, la mayoría de los organismos partidarios tienen abultadas cuentas pendientes que conforme pasan los días se hacen casi imposibles de cobrar.
- Debemos mejorar la venta pública, especialmente a través del piqueteo, rescatando una vieja tradición partidaria interrumpida por la clandestinidad.
- Pero aquí no acaba, necesitamos que se haga aún mayor conciencia sobre la adecuada utilización de UNIDAD, al igual que de otros materiales publicados. Ellos no son –no pueden serlo– un frío trozo de papel que se recibe, que a veces se lee y punto. Nuestras publicaciones son instrumentos para el trabajo educativo, para el reclutamiento, para hacer finanzas, en fin, para el trabajo y la lucha cotidiana del partido.
- Requerimos que todos los organismos intermedios ayuden a construir una verdadera red de colaboradores eventuales y permanentes, especialmente corresponsales que a la manera de antenas de UNIDAD, hagan llegar informaciones, cartas, denuncias y artículos que reflejan la lucha de los trabajadores del campo, las minas y las ciudades.
- En lo que se refiere al equipo humano de redactores a la par de propender a su fortalecimiento desde el punto de vista ideológico y político, y de incrementarlo cuantitativamente, no debe dejarse de lado la necesidad de una mayor calificación profesional, que eleve la calidad del contenido y la forma del periódico.
Además de la prensa burguesa tradicional que esconde su alineamiento clasista detrás del biombo de una falsa objetividad y de medios de comunicación tan poderosos como la radio y la TV, introducidos sistemáticamente hasta en el último lugar de los campamentos mineros, nos topamos con la labor confusionista de un sinnúmero de periódicos políticos y politiqueros que han proliferado como hongos en la última temporada. UNIDAD no fue, no es, ni será uno de ellos.
Necesitamos un semanario que desarrolle una línea coherente: La del partido. Que contribuya a difundir y asimilar una ideología: El marxismo, leninismo. Que realice con el enfoque partidario una serie de campañas esclarecedoras sobre diversos problemas nacionales, aspecto remarcado en varias intervenciones en este congreso. Es claro que debemos propender a que tales opiniones sean cada vez más profundas y serias, lejos tanto de la superficialidad como de la demagogia irresponsable o el simple sensacionalismo.
Requerimos un órgano que asuma la defensa irrenunciable de los intereses populares y nacionales, destacando en especial la lucha de los obreros y campesinos. Un órgano de expresión que refleje la multifacética experiencia que realiza constantemente nuestro partido en el camino de su fortalecimiento organizativo y de su acción a la cabeza de las masas populares.
Un vocero, en fin, que defienda, explique y popularice los históricos avances del movimiento obrero internacional y de su principal conquista y a la vez baluarte; el socialismo real, donde se construye una nueva vida. Que eduque a nuestro pueblo en los principios del internacionalismo proletario y la solidaridad consecuente con la lucha de liberación nacional y social de todos los pueblos.
Lo reiteramos: lograr un periódico de tales características es un desafío para todo el partido.
Otras formas de propaganda
UNIDAD es el aspecto central de nuestro trabajo propagandístico, pero indudablemente no es el único.
Existen tareas permanentes y básicas en orden a otras publicaciones, entre ellas «Marxismo Militante», la revista teórica cuyas dos únicas apariciones en el periodo de la resistencia antifascista, contribuyeron a forjar las armas teóricas del partido y a precisar el contenido de sus tareas políticas en pro de la unidad de las fuerzas democráticas.
Se hace perentoria la reaparición de esta revista, en consonancia con una mayor y más fecunda labor teórica de los cuadros dirigentes del partido, capaz de ir generalizando sistemáticamente la creciente riqueza que aporta nuestra vivencia real en la práctica social y política. Una revista de esta naturaleza elevará nuestra participación en la contienda ideológica y nos ayudará a cohesionar cada vez más a nuestro partido.
El periódico «Temple», dentro de la específica función de vocero de las inquietudes juveniles, deberá también marchar en el camino de la superación de sus limitaciones, que en el fondo son las mismas de UNIDAD.
Del mismo modo está planteada la situación de los boletines de diversos frentes de actividad del partido, especialmente KIPU nuestro vocero campesino y los boletines regionales, todos los cuales son eslabones importantes de nuestra propaganda en el seno de las masas.
Por otra parte, además de este conjunto de publicaciones periódicas, debemos pensar en un serio esfuerzo editorial del partido, que se proponga la difusión de materiales clásicos del marxismo-leninismo, entre los que habría que dar preferencia a una primera edición boliviana, partidaria, del Manifiesto Comunista de Marx y Engels, cuyas versiones condensadas y debidamente explicadas deberíamos aspirar a editar en quechua y aymara.
Propiamente lo que el partido requiere es desarrollar un verdadero frente de literatura que abarque diversos campos. Incluidos los del arte y la cultura, el estudio de problemas nacionales y la divulgación sistematizada de la experiencia de los grandes combates de masas, en los que nuestro país es tan fecundo. Al respecto creemos que el partido debe hacer esfuerzos por superar la experiencia un tanto frustrante, de poseer una lista de materiales inéditos que aguardan varios años la posibilidad de su publicación a la cabeza de los cuales se encuentra una selección de obras de nuestro entrañable dirigente asesinado en la prisión fascista c. Roberto Alvarado Daza.
De otro lado, también es necesario plantearnos la necesidad de que algunos medios de comunicación social, sean portavoces de la lucha democrática antiimperialista y revolucionaria de nuestro pueblo. Esto no es fácil de lograr, por supuesto, pero tampoco imposible. ¿Acaso no es factible con un trabajo persistente, alinear a cada vez mayor número de trabajadores de la prensa con las posiciones democráticas y revolucionarias? Es cierto que la mayoría de ellos están impedidos de expresar sus opiniones en los grandes medios de comunicación, pero existen no pocos resquicios e incluso una columna de opinión conseguida con la lucha sindical de los periodistas que en la actualidad casi no se utiliza.
Por otra parte, los trabajadores poseen una apreciable cantidad de radioemisoras, que en muchos de los casos no son correctamente utilizadas. No obstante su reconocido papel combativo como órgano legítimo de expresión del proletariado –particularmente en el caso de la radiodifusión minera– existen posiciones ajenas a la clase obrera que no pocas veces campean en la orientación. Francotiradores, paternalistas, vanguardistas en unos casos, y otras veces asimilados al estilo y al contenido de las emisoras comerciales.
Creemos que es necesario y posible desarrollar un periodismo clasista en torno precisamente de las radios obreras, las que pueden ser efectivos instrumentos de educación político-sindical.
También en este orden, pensando en la perspectiva, deberíamos tender a la creación de órganos de difusión –quizá en los marcos de la UDP– que pongan la información veraz y comprometida al servicio de la causa popular.
Tenemos también otra esfera de la propaganda, que podríamos llamar de irradiación indirecta, que es aquella que toma en cuenta la utilización de un lenguaje propiamente artístico, como es el caso de la canción y el teatro popular, poderosos medios de educación y de acción propagandística revolucionaria.
Debemos prestar atención a nuevas formas de propaganda de masas. El rayado mural, heroica y riesgosa tarea del período de la clandestinidad, tiene hoy posibilidades inmensas de desarrollarse incorporando junto a las consignas del partido novedosas técnicas del arte pictórico. Las Brigadas Óscar Alfaro de la Jota, son ya un germen que muestra esa perspectiva. Lo mismo podríamos decir también de otras formas como el cine y las diapositivas.
Por último, debemos señalar que el partido debe seguir desplegando y mejorando otras formas de propaganda y agitación como son los volantes, las palomitas, las pancartas y los afiches; la propaganda oral y directa de los mítines callejeros y del piqueteo que, como muestran las experiencias, además de estimular la formación de verdaderos tribunos populares nos proporciona resultados políticos y orgánicos concretos.
Como se ve los medios y las posibilidades son muy variadas. Se requiere enfoques creativos para encontrar soluciones e impulsar las tareas en cada caso.
Camaradas:
La construcción de un partido de masas, la conquista de un poder democrático que en el camino del ejercicio de la soberanía nacional, abra la ruta de mayores avances a la lucha de nuestro pueblo, demandan de nosotros un gran esfuerzo desplegado en varias direcciones. Lo anotado líneas arriba, podría ayudar a configurar un esquema de nuestro trabajo en el frente de la propaganda.