Provenientes de las radios mineras y de la resistencia clandestina al reiniciar en La Paz el trabajo periodístico en 1978, la cobertura a la temática minera era muy escasa y deficiente en los medios de difusión. Con Iván Paz Claros y otros colegas llegamos a la conclusión de que éramos un país minero sin periodismo minero. De esta inquietud nació Bolivia Minera, programa diario que se emitía por radio Continental y que conjuntamente La Paz en la noticia de Iván, lográbamos hacer llegar en casetes grabados para su difusión a unas cuantas emisoras mineras. Bolivia Minera duró hasta mi detención en la COB el 17 de julio de 1980, nunca más pudo reanudarse, no puedo presumir de haberme especializado en la materia.
Sin embargo, el tema me persiguió algún tiempo. Dirigía Canal 13 Televisión Universitaria cuando en febrero de 1990, venciendo increíbles dificultades, se inició el programa semanal Temario, extendido hasta octubre en 40 memorables sesiones. Analizando los temas de actualidad pasaron por el programa invitados de mucho peso, entre otros: Juan Lechín, Édgar Ramírez (después más conocido como Huracán), Filemón Escóbar, Antonio Araníbar, Julio Tumiri, Huáscar Cajías, José Luis Roca, Pedro Susz, Jorge Escobari, Julieta y Sonia Montaño, Ramiro Barrenechea, Jorge Lazarte, Marcial Fabricano, Andrés Soliz Rada, Antonio Paredes Candia y Rolando Villena. Pero, heme aquí, los dos primeros espacios de Temario estaban dedicados precisamente a un tema minero: el litio.
Dos prominentes investigadores, Narciso Cardozo y Justo Zapata, abordaron la cuestión con gran solvencia académica. El primero explicó la enorme importancia que este metal tendría en los siguientes años y, el segundo, fundamentó el rechazo al contrato con la norteamericana Lithco que el gobierno de Paz Zamora había colocado sobre la mesa.
¡Me corre un sudor frío por la espalda al reparar que desde entonces han transcurrido más de 30 años! Y, además, constatar que muchos de los entrevistados ya partieron de este mundo sin saber en qué fue a parar finalmente el litio boliviano.
Que poseemos las mayores reservas del mundo, nadie lo desmiente. Pero esto sirve de muy poco. Lo importante es saber cuánto se ha avanzado en su utilización.
Dicen que nuestros yacimientos tienen ventajas (evaporíticos) pero también desventajas (mezcla con magnesio). Que la demanda ha crecido y aumentará muchísimo en la medida del incremento de los automotores eléctricos y la industria de las nuevas tecnologías, indudable. El litio es, y lo seguirá siendo por un largo tiempo, componente esencial para acumular energía en baterías.
Que el asunto está atravesado de enormes y complejas dificultades de orden técnico, económico-financiero, político, geopolítico y de otro tipo, a no dudarlo.
Por último, nadie puede desconocer que, a diferencia de periodos anteriores, especialmente en el último decenio, se lograron importantísimos avances. Se ampliaron las investigaciones, se diseñó una estrategia nacional que contempla por lo menos tres fases, de las cuales la primera que comprendía proyectos piloto ya se cumplió satisfactoriamente; la segunda, el paso a una escala industrial, estaba en plena ejecución hasta noviembre de 2019; la tercera fase, que implica la fabricación de baterías, estaba igualmente muy adelantada. En el transcurso, se formó personal boliviano especializado, no solo capaz de manejar tecnología, sino de desarrollarla en función de las necesidades e intereses nacionales; fue creada la empresa estatal Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB) y luego de prolongadas y complicadas negociaciones se seleccionó a la alemana ACI Sistems como socia estratégica para conformar una empresa mixta.
¿Qué ocurrió después del derrocamiento de Evo Morales? ¿Prosiguió esa labor o fue interrumpida atendiendo mezquinos afanes políticos sectarios? ¿Qué ha significado la anulación del Decreto Supremo 3738 arrancada in extremis por la dirigencia potosinista? Se sabe muy poco de todo esto.
Carlos Soria Galvarro es periodista
Definitivamente una pregunta que debe tener respuesta inmediata ¡¡¡