(Fragmento del discurso de Carlos Soria Galvarro a tiempo de recibir el Premio Nacional de Periodismo 2023)
En nuestro país hay señales que no debiéramos ignorar: amenazas desde el poder, amagos de presiones violentas sobre algunos medios, intentos de cierre de fuentes informativas; periodistas de calle, sean de medios opositores o gubernamentales, frecuentemente agredidos o interferidos en su trabajo; manejo excluyente y sectario de los medios estatales, cada vez más alejados del concepto de bien público; precariedad laboral de medios privados, incapaces de generar su sostenimiento, forjando alianzas empresariales que los liberen de su dependencia del paquete publicitario estatal; la impunidad que reina en casos de flagrantes agresiones violentas a periodistas; el cierre de algunos medios y cambios de la propiedad de sus paquetes accionarios acentúan la inestabilidad laboral. Entretanto, pareciera que no existe la conciencia necesaria sobre los logros constitucionales del derecho a la información y a la comunicación (artículos 106 y 107 de la CPE), en especial lo referido a la autorregulación, que es ya una herramienta útil, y podría serlo todavía mucho más…
Se me ha preguntado estos días acerca de cuáles serían las líneas principales en las que hice algunos modestos aportes, obviamente sin esperar premio alguno. Podría resumirse en los siguientes puntos:
— Testimonios escritos de acontecimientos vividos en carne propia o con alguna cercanía, temporal o por lo menos generacional. Están ahí los libros publicados, esencialmente periodísticos, aunque con pinceladas históricas.
— Compartir experiencias y engarzar la formación autodidacta de muchos periodistas, con la formación académica. Ahí están los cursos realizados, los títulos obtenidos y los 15 años como docente universitario invitado.
— Desenvolverse en diversos medios: radio, prensa escrita, televisión e internet. Sin embargo, por muchas razones, llegamos a la conclusión de que la prensa escrita es la más apta para jugar un rol articulador, capaz de elaborar respuestas periodísticas creativas frente a los problemas de hoy.
— Rescate de lo local, especialmente rural e impulso a los medios comunitarios, que al parecer en los últimos tiempos tienden a debilitarse.
— Compromiso invariable con la posición política de izquierda, pese a los avatares de los experimentos socialistas inconclusos o precozmente retorcidos, o el fracaso del llamado “proceso de cambio” en el país, situación que demanda una profunda reflexión y un reagrupamiento programático del bloque nacional popular. Esta posición, como es público y notorio, no deja de lado la crítica, no sacrifica ni subordina el periodismo a la panfletería propagandística. Por eso, orgullosamente y a sabiendas de que muchos no coincidirán conmigo, puedo decir algunas cosas: apoyé al pueblo vietnamita y saludé su resonante triunfo sobre la primera potencia mundial capitalista; puedo alzar la voz sin sonrojarme para exigir el fin del bloqueo a Cuba; uno mi voz a quienes piden frenar el actual genocidio contra Palestina (CNN nos quiere vender la idea de que los buenos están de un lado y los malos del otro, como si Hamás hubiera caído del cielo, ignorando 75 años de resistencia desesperada del pueblo palestino a la ocupación). También puedo decir sin titubeos que Rusia debe poner fin a su invasión a Ucrania (y hallar una salida negociada al conflicto que, de paso, tape la boca a los guerreristas de la OTAN). También permítaseme poner en duda si en Nicaragua gobierna realmente el sandinismo o una pareja autoritaria de sátrapas.
Carlos Soria Galvarro es periodista.