La triste historia de la ETIC

Su desgracia fue haber nacido en el vértice del cambio. El gobierno constitucional transitorio de Rodríguez Veltzé no tuvo ni el tiempo ni las condiciones para ponerla en práctica. La nueva administración que asumió en enero de 2006 no tuvo ni la visión ni la amplitud de criterio para encontrar utilidad a una propuesta que venía del pasado, y por tanto, era automáticamente desechable. En vez de apropiársela para reorientarla y perfeccionarla, prefirió echarla al canasto y seguir inventando la pólvora con resultados que al parecer no llevan todavía a ninguna parte.

Estamos hablando de la Estrategia Boliviana de Tecnologías de la Información y Comunicación para el Desarrollo, entonces conocida como ETIC. Su elaboración estuvo a cargo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y de la Agencia para el De-sarrollo de la Sociedad de la Información en Bolivia (ADSIB). En el proceso participaron más de 3.000 personas, representando a más de 700 instituciones del Estado y de la sociedad civil, reunidas en 15 talleres a lo largo y ancho del país. Vaya consuelo: la ETIC boliviana fue considerada en su momento como un modelo de elaboración participativa y consensuada. El pequeño detalle es que no sirvió para maldita la cosa.

Quise acceder al texto íntegro de la ETIC, pero curiosamente ya no figura ni siquiera en los sitios web del PNUD ni de la ADSIB, lo que confirma que en efecto fue desechada en su totalidad. No vale la pena llorar sobre la leche derramada. Veamos sus cinco ejes troncales e intentemos, a ojo de buen cubero, compararlos con lo que está pasando en la materia.

1) Conectividad e infraestructura. “Establecer las condiciones técnicas y materiales necesarias para el acceso, generación, emisión, recepción de la información y conocimiento”. Aquí al parecer es donde se han dado los mayores avances,  aunque todavía hay mucho por hacer en materia de calidad (velocidad) de los servicios: satélite Túpac Katari, ordenadores personales para maestros y pronto para alumnos, construcción de telecentros, ampliación creciente de redes de fibra óptica, conexiones inalámbricas, radiobases, ensamblaje de ordenadores, incremento de la telefonía móvil, etc.

2) Sostenibilidad y financiamiento. “Desarrollar y fortalecer los mecanismos de captación, administración y asignación de recursos públicos y privados y de otro carácter con criterios de sostenibilidad”.  El resultado es todavía una nebulosa. Sus costos tienden a distribuirse entre municipios, gobernaciones y Gobierno central, pero  nadie sabe qué pasaría si de pronto llegan tiempos de vacas flacas.

3) Normativa y regulación. “Actualizar y adecuar la normativa y regulación de las TIC, acorde con las condiciones dinámicas del desarrollo social y tecnológico (…) ”. Algo se avanzó en el tema con la Ley General de Telecomunicaciones, Tecnologías de Información y Comunicación (Ley 164, agosto de 2011), aunque sus frondosos reglamentos todavía deben pasar la prueba de la práctica.

4) Contenidos y aplicaciones. “Desarrollar procesos participativos de generación e intercambio de información y conocimiento, posibilitando el empoderamiento de los sectores sociales”. El atraso en esta materia se evidencia a través de las páginas web de las instituciones estatales, incluidas las académicas, casi siempre incompletas y desactualizadas. Y también por la escasa presencia de contenidos bolivianos en la red de redes.

5) Capacidad humana. “Lograr niveles adecuados de formación que habiliten a las personas en el uso e intercambio de información y conocimiento a través de las TIC”. Este es, sin duda, el punto más débil. Se nota a las claras que hemos avanzado poco y demasiado lento. Los ejemplos sobran, pero el de los profesores que no saben qué hacer con sus relucientes laptops es el más aterrador.

Podemos instalar magnífica infraestructura, tener plata que la costee indefinidamente y poseer una brillante y moderna legislación al respecto. Pero si no tenemos la capacidad humana para manejar esas herramientas y crear contenidos y aplicaciones en los campos de la educación, la producción, la ciencia y la cultura, no habremos avanzado nada, seguiremos zapateando en el mismo sitio.

La Estrategia Boliviana de Tecnologías de la Información y Comunicación para el Desarrollo propugnaba el desarrollo armónico y equilibrado de estos elementos y su concreción en aspectos específicos de educación, salud, desarrollo rural, el llamado gobierno electrónico y el desarrollo empresarial. Más vale tarde que nunca. Ojalá que desde la ultratumba la difunta ETIC inspire a quienes deben tomar decisiones y al fin tengamos una política pública coherente y sistemática sobre este crucial tema.

Es periodista.