La democracia tiene una deuda con Marcelo

Jaime Camacho era un pastor evangélico que compartió con nosotros una parte de la estadía en Puerto Cavinas, a orillas del río Beni, lugar donde la dictadura de García Meza y Arce Gómez confinó a medio centenar de presos políticos. No he sabido nada de él en los últimos años, tal vez ya partió hacia el añorado paraíso celestial de sus prédicas. Hasta el golpe del 17 de julio de 1980 trabajaba en las oficinas de la Corte Nacional Electoral.

—Jaime, ¿por qué te tomaron preso y te mandaron a este infiernillo llamado también “capital del mosquito”?

—Lo que pasa es que en cuanto se pudo me presenté a mi puesto de trabajo. Ahí me capturaron y luego de muchos malos tratos y humillaciones, me dijeron que me soltarían siempre y cuando diga por radio, televisión y prensa que hubo fraude en las elecciones.

—¿Y tú que les dijiste?

—Que no me constaba pues…

—Entonces querían que digas una mentira.

—Sí, pero en mi religión está prohibido mentir. Por eso estoy aquí.

He ahí una de las muchas anécdotas que se pueden contar de la prisión, la tortura, el confinamiento y el exilio de la dictadura de los “luises” (ver Dossier Confinados en Puerto Cavinas en www.carlossoriag.com).

Lo cierto es que los golpistas hicieron todo lo posible para justificar sus acciones con el argumento de un presunto fraude en las elecciones del 29 de junio de ese año. Con tal objeto buscaban pronunciamientos de las dirigencias corruptas o suplantadas de organizaciones sociales, de campesinos, del magisterio, de profesionales y otras así, como también de personas individuales tipo Jaime Camacho. Jamás presentaron pruebas contundentes e irrefutables (¿les suena?).

Los atrabiliarios golpistas de julio inventaron la mentira de que Marcelo Quiroga Santa Cruz murió combatiendo. Todos los que estuvimos ese día en la sede de la Federación de Mineros donde funcionaba la COB, desmentimos categóricamente esa falacia, nos sumamos a las valientes palabras de Cristina, su viuda, que pocos días después del golpe les dijo en su cara… “su asesinato fue premeditado. A pesar de las gestiones hechas por la familia y diversas instituciones, las autoridades militares se niegan a entregar sus restos. Todo un poder del Estado, respaldado por tanques y metralletas le temen a un muerto” (21 de julio de 1980). ¡En 41 años esto no ha cambiado! Bolivia y la democracia boliviana arrastran una deuda imperdonable con Marcelo.

Para quienes vivimos estos acontecimientos y damos testimonio de ellos, el tiempo se está acabando. Solo en lo que va del año partieron: Ramiro, Édgar, Emil, David, Milton y Eduardo, seis entrañables y cercanos compañeros de lucha forjados en la Jota.

Por eso respaldamos la propuesta: en el nuevo edificio de la Federación de Mineros debe habilitarse el espacio para un memorial que resguarde y promueva el recuerdo de las luchas obreras y populares y en especial de los que allí cayeron: Marcelo Quiroga Santa Cruz, Carlos Flores Bedregal y Gualberto Vega Yapura. Y también recordar a Genaro Flores Santos, líder aymara que en 1980 coordinaba la resistencia clandestina de la COB y fue baleado por la represión, dejándolo inválido por el resto de su vida.

Y recordar a los y las jóvenes que “los libros no muerden” y que “no hay peor ciego que el que no quiere leer”. Les recomiendo, entre otros, buscar en bibliotecas (incluso virtuales): Justicia y Dignidad: alegato y sentencia en el juicio a la dictadura de García Meza, 1993 (segunda edición, 2018). Para que no se olvide la dictadura de Luis García Meza (ASOFAMD, 1997). Un libro para escuchar a Marcelo Quiroga Santa Cruz (segunda edición, 2016), compilación de Yolanda Téllez, viene adjunto un CD de audio con discursos y entrevistas de Marcelo. Si tienen paciencia y les pica la curiosidad, pueden ver también la trilogía 1980, en el blog mencionado arriba.

García Meza y Arce Gómez fueron nada más que la cola de Banzer, y como el próximo mes se cumplen 50 de la instauración de su dictadura, volveremos sobre el tema. No hay de otra.

Carlos Soria Galvarro es periodista.

1 comentario en “La democracia tiene una deuda con Marcelo”

  1. DÓNDE ESTÁ MARCELO
    Autor: Luis Rico
    Foto: Paola Rico
    Detrás de las fortísimas columnas
    En medio de curules sobornados
    Buscando estoy a Marcelo inhabitado
    Con la misma persistencia testaruda.

    El ojo dictador puso en la mira
    Trayecto proyectil milimetrado
    La orden superior de los soldados
    Reprimir a nuestra gente dolorida.

    Marcelo cayó herido en las columnas
    Columna vertebral de los obreros
    Donde el p´ijchu vital de los mineros
    Se dispone a derrocar las dictaduras.

    Lo llevaron al cuartel de las infamias
    Al infierno inmoral de uniformados
    Y después de escribir nuestro calvario
    Toda huella fue borrada sin batalla.

    Marcelo puede estar en las palabras
    De la vieja reunión de intelectuales
    En la plaza de los barrios marginales
    Donde nunca perderemos la esperanza.

    Donde está Marcelo el compañero
    Se fue con la Bolivia esperanzada
    Hoy que estamos otra vez en barricadas
    Por Marcelo somos todos semilleros.

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