Dar testimonio de haber participado en determinados acontecimientos o por lo menos haberlos vivido de cerca. Con tal motivación, en esta columna y también como parte de nuestro último libro (Recordatorio, La Paz/Cochabamba, 2022), hicimos un aporte a la memoria del país rememorando el conflicto desatado el año 1959 por el artículo “Caos en las nubes”, publicación de la revista Time de Nueva York que proponía la desaparición de Bolivia, apoyándose en una supuesta declaración de un funcionario diplomático estadounidense que nunca identificó. La reacción fue masiva, contundente y vigorosa. Abarcó a todas las instancias nacionales: estudiantes, trabadores agrupados en la COB, campesinos, empleados públicos, partidos políticos, presidente (Hernán Siles Zuazo), gabinete de ministros, parlamento, arzobispado y otros. Como lo relata en un artículo el conocido escritor indianista Fausto Reinaga, la publicación del Time cayó en Bolivia como una “bofetada en pleno rostro”. Dicho artículo también fue recogido en el mencionado libro (pág. 109).
Como es natural, el unánime repudio suscitado en Bolivia contra la provocación del Time, tuvo repercusiones internacionales. Varios gobiernos latinoamericanos emitieron mensajes de solidaridad con el pueblo boliviano y con su gobierno. El tema llegó incluso hasta altas esferas de la OEA, con sede en Washington. Lo que no sabíamos es que también el asunto tuvo resonancias en Asia, concretamente en la República Popular China. La noticia la obtuvimos en un libro. ¡Albricias! ¿Dónde más podía ser?
Se trata de China: Gigante despierto (La Paz, 1960) de Germán Quiroga Galdo, escritor, diplomático y político boliviano de larga trayectoria en el siglo pasado (nació en 1908 y falleció en 1998). Agradecemos a Juan Coronel Quiroga, sobrino del autor, el habernos enviado desde Santa Cruz una fotocopia rudimentaria, pero legible, de este libro, muy simpático por donde se le mire. Pertenece al género de relatos de viaje, pero no se limita a contar lo que ve, introduce comentarios, interpretaciones, comparaciones y referencias contextuales de la milenaria historia china. También incorpora predicciones, la mayoría de las cuales se han cumplido a plenitud y explican el sitial que China ocupa hoy en el escenario mundial, apenas medio siglo después. Algunas no funcionaron, claro está, como es el caso de las comunas populares en las áreas rurales, ni tampoco se podía predecir las recomposiciones en el poder, lo que significó la llamada “revolución cultural”, la apertura a occidente y la política de puertas abiertas a las inversiones y al desarrollo del capitalismo. A 10 años del triunfo revolucionario China soportaba una brutal cuarentena y su representación en las Naciones Unidas era suplantada por Taiwán.
En la sobremesa de una recepción diplomática a la que Germán Quiroga había sido invitado, el presidente de la Asamblea Popular Nacional, el legendario mariscal Zhu De (o Chu Teh) le pidió sentarse a su lado e inició una conversación a la que se sumaron varios invitados con sus correspondientes traductores en español y francés. El personaje fue el comandante en jefe del Ejército Popular de Liberación y era parte de la más alta cúpula dirigente encabezada por Mao Zedong (o Mao Tse-Tung). Zhu De reafirmó la solidaridad china con las luchas populares en América Latina, mencionó a Cuba y Panamá (empeñado esas épocas en izar su bandera en la zona del Canal). Al referirse a nuestro país dijo: “…seguimos con emoción los incidentes provocados por una torpe publicación contra Bolivia aparecida en la revista Time. El pueblo boliviano conquistó la admiración del mundo con su viril reacción en defensa de su dignidad”.
Más claro, agua.
Por si fuera poco, el libro que comentamos tiene alrededor de un centenar de ilustraciones salidas de la mano maestra del gran dibujante y pintor boliviano Walter Solón Romero, ocasional “compañero de viaje” de Germán Quiroga Galdo. No sabemos si juntos o separados, hicieron sendos retratos, uno en texto, el otro en imagen, del despunte de lo que vino en llamarse la Nueva China.
Carlos Soria Galvarro es periodista.