El Partido Comunista de Bolivia y las guerrillas (CSG)

Ponencia presentada en el Foro político ideológico convocado por el
Centro de Estudiantes de Filosofía de la UMSA,
noviembre de 1970

Hace algún tiempo en la UMSA, en una reunión efectuada entre las organizaciones juveniles de izquierda, los representantes del grupo maoísta, solicitaron la expulsión de la JCB del frente que se pretendía formar acusándonos de abierta y probada traición al movimiento guerrillero del Sudeste. Nuestra respuesta fue un desafío; invitamos a todos los presentes a discutir el problema guerrillero delante de las masas, si fuera posible en el propio Paraninfo Universitario. Este desafío, como respuesta a las actitudes provocativas e irresponsables, permanece en pie, el guante no fue recogido por nadie. Por el contrario se ha continuado con la sorda y aviesa campaña de estigmatizar a los comunistas, de fabricar alrededor de ellos, una verdadera «leyenda negra», sin que importe para nada el esclarecimiento de los hechos, el análisis frío y objetivo de la experiencia guerrillera. Es por eso que para los comunistas bolivianos se nos ha planteado una doble e importante tarea: reconstruir en primer lugar, toda la verdad histórica, al margen de cualquier consideración subalterna, y en segundo término, del propio balance de lo ocurrido, extraer las conclusiones necesarias para derrotar en el plano ideológico las concepciones foquistas. Ambos aspectos están siendo encarados por nuestro Partido de la manera más seria y responsable, al presente un balance completo, la versión de los comunistas sobre toda la experiencia guerrillera, ha sido elaborada por nuestro Comité Central y será publicada oportunamente. Bástenos por ahora enfocar algunos de los aspectos más esenciales que dicen con nuestra posición al respecto; sabemos que para ello nos enfrentamos con la deliberada incomprensión de muchos, particularmente en el seno de la Universidad, no obstante creemos que es llegada la hora de poner algunas cosas en su sitio. ¿Cuál es la principal acusación lanzada sobre los comunistas bolivianos desde los ángulos más diversos y contrapuestos?… Recordaremos que de manera sistemática y constante se ha sostenido que los comunistas bolivianos trajimos al Comandante Che a nuestro país, para luego dejarlo en la estacada; recordemos también que las primeras versiones en tal sentido fueron propaladas por los organismos de inteligencia del gobierno de entonces (vale decir la CIA) que estaban en posesión de los diarios, y demás documentos de la derrotada guerrilla; traigamos también a la memoria que esta versión truculenta fue echada a rodar masivamente por unas publicaciones piratas de procedencia dudosa que condimentaron sus versiones con la acusación de que «los fondos de la guerrilla habían sido distraídos por los comunistas», «que los comunistas querían sólo la plata», y algunas cuestiones de similar calibre. Una de las piezas documentales para el restablecimiento de la verdad histórica lo constituye el propio diario de campaña del Comandante Guevara, en él están reflejados los entretelones y vicisitudes de la organización guerrillera desde el punto de vista personal de su más destacado protagonista. Veamos algunos aspectos que ayudan al esclarecimiento sobre la acusación aludida: En la primera página se lee lo siguiente: «Bigotes se mostró dispuesto a colaborar con nosotros, haga lo que haga el Partido, pero se muestra leal a Monje a quien respeta y parece querer. Según él, Rodolfo está en la misma disposición y otro tanto sucede con el Coco, pero hay que tratar de que el Partido se decida a luchar. Le pedí que no informara al Partido hasta la llegada de Monje que está de viaje a Bulgaria y que nos ayudara, accedió a ambas cosas», el Che es bastante elocuente para insistir en los comentarios, el Partido era ajeno a los preparativos por eso se dice «hay que tratar de que el Partido se decida». Más adelante, en su anotación del día 27 de noviembre expresa: «Ricardo trajo una noticia incómoda: el Chino está en Bolivia y quieren mandar 20 hombres y verme. Esto trae inconvenientes porque internacionalizaremos la lucha antes de contar con Estanislao»… (nombre con el que se designa a Mario Monje, por entonces máximo dirigente del PCB). En su anotación de fin de mes, sostiene: «Falta averiguar la reacción de Monje… y cómo se comportará la gente de Guevara»…: De lo transcrito se extraen dos cosas importantes; no se contaba con la participación de Monje y el PCB; lo que extraña es que sí, se cuente con Monje y el PCB a la hora de encontrar responsables de la derrota… En segundo término, se interroga cómo reaccionará Monje, lo que es un indicador de que él no estaba enterado de sus planes, y por el contrario, se pregunta cómo se portará la gente de Moisés Guevara, preocupación que hace suponer que ese grupo sí estaba enterado de sus proyectos; preocupación que además resulta un vaticinio, puesto que si bien es cierto que este trabajador minero, tuvo una heroica consecuencia, fue en su grupo donde se infiltró lo que el mismo Che llamó «resaca»: los primeros delatores que hicieron abortar el comienzo de la lucha guerrillera. Con fecha 11 de diciembre, «El Diario» dice: «Inti me manifestó sus reservas contra el estudiante Carlos (Lorgio Vaca), que al llegar ya planteó la discusión de la participación cubana y antes había manifestado que no se alzaba sin la participación del Partido. Rodolfo lo mandó porque todo se debía a una mala interpretación»… O sea que al PCB se lo enfrentaba con hechos consumados. Otro documento verdaderamente importante y que está también al alcance del público es el diario del guerrillero Pombo (Villegas Tamayo), publicado por entregas en «El Diario» de La Paz. Mario Monje, en su información escrita al Comité Central del Partido, ha sostenido la evidencia de ciertos compromisos con la dirección cubana, él afirma textualmente: «En mayo de 1966 en Cuba se me concertó una entrevista con el compañero Fidel Castro y en un intervalo de la misma, luego de resaltar mi espíritu internacionalista, manifestó que a fin de no recurrir a otros países pedía mi ayuda para garantizar el paso por Bolivia de un compañero que conocíamos los dos y de quien nadie podía poner en duda sus condiciones de revolucionario ni negarle el derecho de retornar a su país, solicitándome que eligiera personalmente cuatro compañeros de confianza para que lo protejan a su paso, y si es posible lo acompañen después». (Documento poligrafiado, editado también en «Presencia»). Esta información, explica la presencia de militantes comunistas en el dispositivo militar que se formara a objeto de materializar dichos compromisos. El diario de Pombo, ratifica la veracidad de esta versión y comprueba hasta la saciedad que quienes violaron compromisos no fuimos precisamente los comunistas bolivianos. Vayamos a las citas. Pombo el 24 de julio escribe: «Discutimos la nueva alineación con los representantes del Partido comenzando con las condiciones del país para la lucha. Tratamos de obtener un compromiso de ellos para que se unan a la lucha, aunque Estanislao (Monje) se opuso a esto…» Prosigue luego: «Tratamos de enterarnos de un plan para un levantamiento que tendría las características de un golpe de mano y que si fracasaba serviría para despertar la conciencia del pueblo. El Negro (Monje) había ofrecido 4 hombres para preparar las cosas para la Argentina o Perú y prometió darnos otros seis»… En fecha 28 de julio escribe: «Papi (uno de los enlaces cubanos) discute con Estanislao la nueva situación creada por las normas de la isla. Se acuerda comenzar de inmediato la lucha armada manteniendo vivo el plan para un alzamiento pero organizando primeramente las guerrillas…» Se puede notar claramente dos planes diferentes y el intento de anteponer el uno al otro. En otro párrafo del mismo documento Pombo vuelve a revelar el cambio de planes: «Informamos a Sánchez, el camarada peruano que sirve de enlace entre nosotros y el Chino, de la decisión de nuestro gobierno de comenzar la lucha primero en Bolivia y después en el Perú. Le explicamos que, por el momento, las condiciones son mejores en Bolivia comenzando por la forma como se han desarrollado las cosas en su país, que podía significar el desastre para la lucha armada». En su informe a Cuba del primero de septiembre, Pombo escribe: «Al dar prioridad a las negociaciones con el grupo de Guevara (Moisés) nos hemos colocado en una posición difícil a causa de lo acontecido a esto, no creemos que sea la cosa más apropiada de hacer porque podríamos organizar un comando central unificado que incluiría a los del Partido y a los de Guevara»… A continuación el 5 de septiembre escribe: «Voy al cine con Pacho (uno de los enlaces cubanos). Discutimos varias cosas. El conoce la actitud de Mbili (enlace cubano) hacia los nuevos planes, es de hostilidad. Le explico que básicamente es porque él está disgustado de saber que se ha decidido prestar atención a Guevara: todas las relaciones con Mbili son con el Partido, que cuando no está comprometido para unirse a la lucha, ha proporcionado la gente que nos ha estado ayudando más para la compra de armas y equipos»… y más adelante: «No sabíamos si tendríamos los 20 hombres de Guevara, solamente los 4 del Partido, que no se sabían que la lucha iba a desarrollarse aquí, pero estaban colaborando con la aprehensión de que tendría lugar en el Perú o Argentina». El 28 de septiembre relatando una entrevista con Monje, escribe: «Estanislao comenzó a declarar que su compromiso con Leche (Fidel) era de ayudar a organizar el asunto del sud, esto es, disponibilizar a cuatro hombres para él y entregarlos a Mbili». “El (Estanislao) admitió que el asunto de Bolivia era idea suya y que Bolivia era el lugar ideal pero dijo que no toleraría que se hicieran las cosas a sus espaldas, que iba a participar en la lucha pero que iba a dirigir las cosas políticamente él no podía aceptar ser un títere en nuestras manos insistió”. Abundando más, la compañera Loyola, escribió también desde la cárcel un resumen de su actuación, algo así como unas memorias suyas, que fueron publicadas por el periódico «HOY», ella afirma: «Cuando le comuniqué lo dicho por Monje en varias oportunidades que había sido engañado, el camarada Ramón (Che Guevara), respondió «en cierta medida, sí lo hemos engañado». (Hoy, 3 septiembre de 1969). Y por si todo lo anotado fuera poco, recordemos que el Comité Central del Partido Comunista, en enero de 1967, fue informado de las conversaciones sostenidas en Ñancahuazú entre Monje y el Che Guevara y ratificó la posición del Partido en defensa de su concepción y en defensa de su inalienable derecho de reclamar la dirección del movimiento revolucionario para los propios bolivianos; esta posición está reflejada en la carta que en la misma fecha ese organismo dirigente, enviara a Fidel Castro y que también ha sido publicada en «Presencia» y en la Revista Teórica del PCB «Marxismo Militante». En dicha misiva se exponen las diferencias del PCB con la concepción «foquista», se expresa la disposición del Partido de encarar todas las formas de lucha para tomar el poder «incluidas aquellas que impongan la violencia organizada de la reacción», radica el éxito de la lucha popular en la conformación de un frente y en la preparación de la lucha armada, mostrando que ambas cuestiones en ese tiempo, no estaban lo suficientemente aseguradas. El esquema sostenido por el Partido y que está reflejado en dicha carta, se basa en el propio partido y en la actividad de las masas, dice textualmente en otra de sus partes: «La política de frente y la preparación de la lucha armada, desde la autodefensa hasta la insurrección, de la guerrilla hasta la guerra civil, en función de los intereses y la participación de las masas, constituyen la esencia de la línea trazada por nuestro II Congreso»… «Esta línea continúa siendo el objetivo que orienta la conducta del PCB». Después de derrotada la guerrilla del sudeste, se ha buscado encontrar un «chivo expiatorio» que justifique su fracaso, y naturalmente, en señalar como causante de la derrota al PCB, han coincidido muchos desde los ángulos más contrapuestos. También la actitud pilatuna ha estado junto a esa explicación; en arrogante carta a Fidel Castro, el señor Zamora por ejemplo, intentando zafarse de la acusación hecha en la «Introducción Necesaria», atribuye el fracaso de la acción guerrillera al propio Fidel Castro, por haber «entregado» las luchas revolucionarias a los Monje, Corvalán, Codovilla, etc. Esta alegre versión a más de que no puede probarse en el sentido de que por lo menos a ninguno de tales dirigentes comunistas latinoamericanos le hayan «entregado» alguna lucha, revela una de las facetas de la mentalidad de su sostenedor, para él la lucha revolucionaria puede «entregarse» a Fulano o a Zutano tal si ella fuera una especie de don sobrenatural; de ahí porqué, él se crea un resucitado Prometeo, poseedor del fuego divino puesto en sus manos por el nuevo Zeus, que mora ya no en el Olimpo sino en la plaza Tien An men. La actitud del PCB, es una otra, muy distinta, es profundamente serena y también autocrítica, particularmente en el terreno de sus relaciones con otros partidos hermanos. Sobre la base de su propia experiencia, el PCB ha aprendido que el manejo de sus relaciones internacionales no deberá alejarse jamás de los principios ni entrar en el terreno de las concesiones o maniobras. Creemos que en los momentos actuales, para todos los verdaderos revolucionarios en el país y también en el extranjero, el examen pormenorizado y frío de todo cuanto aconteció, está dictado no ya por la simple curiosidad sino por una obligación revolucionaria. Sobre la dramática re-edición de la experiencia guerrillera en Teoponte, será ya muy difícil pretender encontrar «cabezas de turco» entre los comunistas bolivianos, esta vez las cosas han sido muchísimo más claras y nosotros tuvimos la suficiente responsabilidad como para señalar públicamente nuestro desacuerdo, y es más, en lo que toca a la Juventud Comunista, ante la incorporación de algunos jóvenes que pertenecieron a sus filas, antepusimos una actitud de principios a cualquier otra consideración que pudiera haber dictado el sentimiento de fraternidad y amistad que nos unía a ellos. Frente a su tácita renuncia a nuestras concepciones y a nuestra organización, optamos por cancelar su militancia. Para los comunistas bolivianos, el fracaso de los experimentos guerrilleros no obedece a las fallas humanas o a los imponderables. Estos últimos no pueden ser la base de la elaboración de ninguna estrategia. En cuanto a la calidad humana de quienes se entregaron a esta lucha, nadie puede ponerla en duda por un solo instante. En tal sentido el Comandante Guevara, Inti, Coco, Antonio Jiménez, Aniceto Reynaga, Adolfo Quiroga, Horacio Rueda, Hugo Rodríguez y tantos otros representan una nueva dimensión humana, son los pioneros que han pretendido encontrar nuevas rutas para la liberación de nuestro pueblo, han despertado a la acción combatiente a muchos nuevos luchadores, merecen el homenaje más ferviente de nuestro pueblo y en especial de la juventud; es necesario e imprescindible aprender de ellos que ni la vida misma es más valiosa que la causa que busca la felicidad para los pueblos. Valentía, heroísmo, decisión de lucha hasta el renunciamiento, son valores que nos han legado estos combatientes. Pero, en homenaje a ellos mismos, insistir en el error, transformar la lucha consciente en misticismo, rendirse a la espontaneidad, no nos parece que es lo que deba seguirse haciendo y mucho menos alentar demagógicamente acciones con las que no se está de acuerdo, de las que se dice que «son tácticas discutibles», a título de no enajenarse el apoyo de algunos sectores que razonan muy poco políticamente y sí más bien reaccionan sólo afectivamente. Transformar la emotividad de los grandes sectores juveniles, que hoy quieren ser actores de la lucha, en conciencia revolucionaria, he ahí la tarea que tenemos que plantearnos en la actualidad los que realmente aspiramos a la Revolución y nos preocupa su futuro. Para nosotros el problema no radica en estar o no de acuerdo con la lucha armada, esta es otra de las grandes falsificaciones del chantaje verbalista de aquellos que el propio Fidel los ha llamado recientemente los «supermanes» revolucionarios, «capaces de destripar al imperialismo en dos segundos con la lengua»… El Partido Comunista ha sostenido siempre que el pueblo debe estar preparado para todas las formas de lucha, y es más, ha señalado que en las condiciones de nuestro país la insurrección armada en las ciudades es una de las vías más probables para el triunfo popular. Sin embargo, hay revolucionarios que de antemano, cual hechiceras ante la bola de cristal, absolutizan las formas armadas de lucha, sin que les importe en lo más mínimo la coyuntura que esté viviendo el país, sin preocuparse siquiera de la actitud de las masas frente a sus consignas. Declaramos que es artificial esta separación entre revolucionarios «violentos» y revolucionarios «pacifistas», puesto que, particularmente mediante el chantaje sobre la cuestión guerrillera se ha mostrado falsamente a los comunistas como a partidarios y absolutizadores de la segunda supuesta corriente. La verdadera divergencia reside, entre los que consideramos que son las masas las reales protagonistas del proceso de los cambios y los que sólo reservan para ellas el papel de espectadoras que recibirán la revolución como un obsequio de las élites aguerridas. Entre los que pensamos que las masas deben utilizar todos los medios de lucha a su alcance y entre los que se autocercenan un brazo para combatir con uno solo. Entre los que pensamos que somos los propios bolivianos quienes debemos decidir nuestra suerte, quienes debemos elaborar nuestra propia estrategia en consonancia con nuestras propias peculiaridades nacionales y los que piensan que resulta siendo suficiente copiar el esquema de cualquier revolución triunfante y aplicarlo aun a contrapelo de lo que señale la experiencia histórica. Es en fin de cuentas, la gran pugna entre la ideología científica del proletariado, el marxismo-leninismo y toda la gama de sus desviaciones, o «sustitutos» pequeñoburgueses.

En: Carlos Soria Galvarro. El Che en Bolivia. Documentos y Testimonios.
Tomo 4: ¿Traición del PCB?
La Paz: La Razón, 2005, p. 119

[p. 117 edición digital: Tomo_4-1.pdf (chebolivia.org)]