Casos y cosas del Bicentenario (III)

¿Cuál fue el factor decisivo para el surgimiento de un nuevo Estado en los contornos territoriales del Kollasuyo incaico que después fuera la Charcas colonial?

En un congreso internacional de Historia de América realizado en Buenos Aires en 1938, Casto Rojas, conocido hombre público boliviano, ensayó una respuesta: “En un orden puramente nacional, Potosí constituyó el centro de gravedad de la evolución económica, cuyo influjo determinó la creación de la República de Bolivia sobre el eje político-social Charcas-La Paz”.

“El caso de Bolivia colonial es el de un monocultivo argentífero con Potosí en su corazón”, remarca Tibor Wittman (Estudios históricos sobre Bolivia. La Paz, 1975). Y el casi desconocido investigador húngaro añade: “La importancia de la producción de plata en Potosí es tan generalmente conocida, que la historiografía ha olvidado completamente someterla a un examen detallado y digno del papel que desempeñó”.

Surge inevitable la pregunta: ¿En las varias décadas que han trascurrido desde que el historiador europeo hizo tal afirmación, se ha llenado por lo menos en algo el vacío? Prometemos averiguarlo consultando a especialistas. Entretanto, veamos dos jatunñaupa- libros que hablan mucho de Potosí, pero en siglos anteriores.

Uno es el monumental Historia de la Villa Imperial de Potosí de Bartolomé Arzáns de Orsúa y Vela. Tres voluminosos tomos, cada uno de más de 500 páginas, incluidas las 185 del medular estudio introductorio de Lewis Hanke y Gunnar Mendoza en lo que fue la primera edición completa de este libro (1965, Brown University Press, Providence Rodhe Island, EEUU). El texto tiene “información estrictamente histórica, pero su autor estaba mucho más atraído y fascinado por el lado novelesco del pasado potosino”, dice el historiador Alberto Crespo Rodas, a tiempo de recordarnos que Arzáns le dedicó 30 años completos de su vida a este trabajo, erizado de complicaciones y dificultades. Cabe recordar también que recién en 2013 se hizo la primera impresión boliviana completa, una réplica exacta de la edición estadounidense, gracias al esfuerzo conjunto de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia y Plural Editores. La buena noticia es que este libro figura entre los 200 títulos de la Biblioteca del Bicentenario de Bolivia (BBB) y circulará, ojalá pronto, a un precio más accesible.

Y el otro gran libro es: Guía histórica, geográfica, física, política, civil y legal del Gobierno e Intendencia de la provincia de Potosí. El autor, Pedro Vicente Cañete y Domínguez, un ilustre paraguayo nacido en 1749 y muerto pocos años antes de la Independencia. Tomó tan a pecho su trabajo de asesor-consultor, que terminó seducido por su objeto de estudio. Concluyó su obra sobre Potosí en 1787, antes de cumplir 40 años, pero defendió, afinó, y enriqueció sus conclusiones y propuestas hasta el final de sus días. Su libro fue publicado completo por primera vez en Potosí en 1952, bajo el impulso de Armando Alba, entonces director de la Casa de Moneda.

El infaltable Mariano nos recuerda las menciones a Potosí en El Quijote de la Mancha, y que cuatro ciudades y poblaciones de Brasil, ocho de Colombia, dos de Estados Unidos, una de España, dos de Nicaragua y cinco de México, llevan el legendario nombre de Potosí (El mundo desde Potosí: vida y reflexiones de Bartolomé Arsánz de Orsúa y Vela 1676-1736. Selección, prólogo y notas de Mariano Baptista Gumucio. La Paz, 2002).

Y para el cierre. Efectivamente, no hay plata. Ni en el Río de la Plata, ni en la ciudad de La Plata, ni en las costas de Mar del Plata. Las únicas cargas del metal blanco que llegaban a Buenos Aires provenían de Potosí, así como los únicos ecos argentíferos eran los emitidos desde ese mítico lugar. Por si lo hayan olvidado, sinónimo de plata es argento, que deriva del latín argentum. Lo de Argentina, guste o no, viene de ahí…

Carlos Soria Galvarro es periodista.